¿El doulaje me encontró? o ¿Yo lo busqué?
Oct 06, 2022
Era el año 2018 y me encontraba cursando el 4 año de mi carrera profesional: Antropología Social en la Universidad de Chile.
Estaba en un catedra electiva que había tomado ese año, que se llamaba “Psicoanálisis y Cultura” el profesor a cargo del curso, inicio la clase con una reflexión sobre cómo el trastorno de depresión posparto en las mujeres venía en aumento en los últimos años, y como la cultura y el desarrollo de nuestra sociedad occidental estaba influenciando en el aumento de este padecimiento en las mujeres.
En ese tiempo, la maternidad, el parto y todo lo asociado a este evento vital de las mujeres no era un tema de interés en mí, pero algo en esa reflexión quedó en mi interior.
Años más tarde, me di cuenta que algo sucedía en el parto, algo estaban viviendo las mujeres que posterior a ello, no vivían pospartos, ni puerperios felices.
Me propuse seguir investigando y participé en el análisis de testimonio de miles de mujeres que participaron en la 1ra encuesta de Nacimiento realizada por OVO (Observatorio de violencia obstétrica en chile).
Luego de leer miles de testimonios de mujeres en su mayoría, experiencias de violencia en sus partos, me enfrente con una triste y cruda realidad que acontece en nuestro país y en el mundo, una alta tasa de violencia obstétrica estaban viviendo miles de mujeres en nuestro país.
Recuerdo que no me hizo muy bien leer esos testimonios, sentía el dolor a través de las palabras de las mujeres, sentía mucha nostalgia, pena y enojo por el abandono, desolación, silenciamiento que diversas mujeres habían vivido en un evento que tenía que ser uno de los más importantes y felices de sus vidas, como era el nacimiento de su bebé.
Algo en ese proceso me hizo reflexionar y reconocer muchas emociones que emergieron en mi, las cuales me ayudaron a movilizarse y a decidir no sólo continuar investigando estas problemáticas, sino también a querer convertirme en una agente de acción y cambio, con el deseo de ayudar y acompañar a mujeres a que no volvieran a pasar por esto de nuevo.
Ese motor me movilizo a que inexplicablemente un día por instagram apareciera una publicación de Almatriz Doulas, informando que se encontraban abriendo los cupos para la segunda formación de doulas en el año 2019, y que además se encontraban realizando un concurso en el que regalaría una beca para estudiar y formarse con ellas.
En ese momento, algo en mi interior me guio, hoy la reconozco como mi poderosa intuición, esa energía hermosa que escucha los deseos del alma y nos lleva por caminos que a veces jamás imaginamos llegar, pero que hoy agradecemos.
Postule a la convocatoria sin saber en ese momento qué significaba ser doula realmente, ni cuál era su rol.
Quería seguir aprendiendo sobre los procesos sexuales y reproductivos y en especial sobre el parto, evento que no tenía ninguna cercanía en mi familia, más allá del relato que mi madre hizo de mí propio nacimiento.
En ese momento solo me movilizaba el deseo de querer acompañar a mujeres y no permitirles nunca más estar solas en sus partos.
Me gané la beca y desde esos años hasta el presente sigo conectada con el doulaje, la energía del nacimiento y el sagrado femenino.
Sigo maravillándome con la sabiduría del cuerpo femenino… y de lo hermoso que es compartir y aprender entre mujeres.
Hoy sin tener una respuesta de si el doulaje llego a mi o yo lo busque, siento que fue uno de los mayores regalos de la vida, la oportunidad de acompañar a mujeres y sus familias en este tránsito tan importante como es el camino de su maternidad, nacimiento de un nuevo ser al mundo y de una nueva familia.
Poder ser testigo de estos acontecimientos, hace del doulaje siga siendo para mi uno de las labores más hermosas que continuó en el presente sorprendiéndome.
Seguir aprendiendo sobre el maravilloso mundo de la sexualidad y reproducción femenina que en ningún curso educativo formal lo he aprendido cómo lo aprendí formándome como doula y aprendiendo de las experiencias e historias de otras mujeres en este sendero.
Investigar, acompañar, escuchar, ayudar, cuidar, comunicar, son todas acciones que hacemos y que hemos hecho las mujeres durante toda nuestra historia.
Hoy te comparto mi historia, porque siento que cada vez somos más las mujeres que deseamos reconectar con esto, reencontrarnos, aprender y conectarnos con nuestro sagrado femenino que tan silenciado lo ha situado el patriarcado, aprendiendo más de su sabiduría, sanando heridas personales y de linajes familiares y ancestrales y también queriendo acompañar a otras en estas etapas.
Me gustaría leerte sobre tus deseos y anhelos y aquellos motores que hoy te movilizan a interesarte por estos temas de sexualidad y reproducción femenina.
Con cariño
Amaranta L.