Bendición de camino
Aug 21, 2022
BENDECIR UN CAMINO DE TRANSFORMACIÓN
“Avanzan las semanas de gestación y aún me queda tanto por hacer/decidir!
¿Qué tipo de parto querré? ¿En qué clínica? ¿Podré elegir el equipo médico? ¿Cuál será mejor?
Quiero dar lactancia materna pero me han dicho que a veces no se puede. ¿Será así?
He visto talleres de lactancia, ¿servirán? ¿tendré que comprar sacaleches?
Ay y el coche! ¿cuál será mejor? ¿Y mochila de porteo?
¿Cuánta ropita será necesario tener? ¿Cuántos pañales necesitaré? ¿querré una doula?
¿me inscribo en yoga prenatal? ¿le pongo música a mi bebé?
Y la sillita para el auto! Quiero la mejor, pero no sé cuál…
Y ya se acerca mi pre natal, tengo tanas cosas por terminar en mi trabajo antes de irme!”
Estas y tantas preguntas más, me rondaron en la gestación de mis hijos. Y sé que muchas mujeres más se han enfrentado al mismo escenario. Sentía que había una interminable lista de pendientes que debía cumplir, que inevitablemente interferían en el disfrute de esa etapa. Y además, todo mi entorno me daba consejos, me relataba experiencias propias o ajenas sombre embarazos, partos y crianza. Eran palabras amorosas que yo agradecía, pero bien en el fondo, también me terminaban abrumando.
Fue así que me dí cuenta que me encontraba en una sociedad que me instalaba esa larga lista de pendientes para ir chequeando previo al nacimiento, que nos llenaba de mandatos y expectativas a las mujeres gestantes, y que finalmente, nos fomentaba en exceso el conocimiento y consumo, y muy poco el sentimiento.
Entonces, sentí la urgencia de un espacio que me entregara calma. Tanta exigencia externa mermaba la confianza en mí y en mi instinto.
Pensé y busqué algo así, pero no lo encontré. Después transitar una primera experiencia de parto y puerperio tremendamente desafiantes es que, gestando nuevamente, hice las cosas muy distintas. Esta vez preparé mi corazón y espíritu. Me merecía una experiencia distinta. Quería darme a mí y a mi bebé, el regalo de un primer abrazo amoroso y sin miedos.
YA NO NECESITABA SABER, NECESITABA SENTIR.
Y así fue que llegué a las Blessingway (blessing= bendición, way= camino). En el tiempo que dí con ellas, había poca información en la red, pero con la idea ya era suficiente para mí. Entonces, me construí un espacio así: convoqué a mi madre, hermanas y amigas-madres más íntimas. Se construyó un espacio lleno de amor. Me escucharon, me sostuvieron, sentí explícito su amor a mí y a mi bebé, experimenté su apoyo en mi transición. Me sentí diosa, me sentí poderosa. Confíe en mi capacidad e intuición. Ellas bendijeron mi camino y transité por él más confiada y segura: había un círculo sosteniéndome.
Fue así que con mi Bendición del Camino, sentí que había encontrado un tesoro. ¿Cómo algo tan simple termina siendo tan mágico y empoderador? Y lo comencé a ofrecer a las embarazadas más cercanas. Ellas, aceptaban mi propuesta y se entregaban a vivir la instancia sin entender totalmente en qué iba a consistir. Los resultados siempre fueron conmovedores. Las participantes lo comenzaron a difundir, y así comencé a llegar a muchas más mujeres. Me dí cuenta, que la necesidad de estos espacios es transversal: sin importar el estilo de vida de la gestante ni sus creencias, merece tener la oportunidad de ser bañada de amor, de escuchar que es capaz de sostener su vida y la de su bebé, que tiene todo lo que necesita y que su círculo la sostendrá siempre.
Es que la experiencia de gestar es única. Es la oportunidad por excelencia para conectarse con los ciclos de la vida y experimentar una conexión sagrada con ellos, disfrutando del transitar las propias transformaciones. De todos los caminos que vamos iniciando en la vida, la maternidad es el de mayor intensidad física y espiritual, es de las experiencias más transformadoras. Por eso, es ahí cuando se necesita una pausa y visualizar lo que está sucediendo.
Las gestantes que viven esta experiencia de acompañamiento en una Bendición del Camino, ganan confianza, en ellas, en sus cuerpos, en su poder y en el sostén de su círculo. Se sienten poderosas, amadas, contenidas, energizadas, confiadas, aliviadas, tranquilas, acompañadas, apoyadas, sagradas, honradas. Se sienten benditas y bendecidas. Lograr esa conexión íntima y necesaria con su círculo, les facilita expresar lo que pasa en su corazón y recibir la contención que necesita.
Después de una Bendición del Camino, se atraviesa este portal con mucha más alegría y confianza.
Lorena Concha Vásquez
Doula de gestación y puerperio
Monitora de lactancia materna
@bendiciondelcamino